1808-1812: el expolio napoleónico

«Libertad, igualdad, fraternidad«, la admirada divisa masónica que sirvió para abanderar la obra de los revolucionarios franceses, tuvo en la avaricia artística napoleónica una manifestación nada solidaria, nada fraternal y, desde luego, nada respetuosa hacia los bienes artísticos de los pueblos ocupados. Pese a la devolución de obras requisadas a la que obligaba el Congreso de Viena en 1815, la diáspora comercial que nutrió de obra a multitud de pinacotecas y colecciones particulares de todo el mundo deben mucho al despojo artístico perpetrado por el imperialismo cultural que ambicionó Napoleón y que ejecutaron despiadadamente sus generales.

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