Totalmente ajeno a cualquier naturaleza artística, el fenómeno mediático originado por el denominado «expolio de Sijena» (ambas partes se consideran expoliadas) responde casi exclusivamente a cuestiones políticas, sobre la base de una histórica reclamación jurídica, oportunamente activada ante los sucesos que marcan la vida en Cataluña en estas fechas.
Dejar que dos localidades enfrentadas resuelvan sus diferencias sin crispaciones, dirimiendo sus problemas con argumentos ante la justicia y acatando las decisiones judiciales, sin contaminaciones espúreas, es el único camino para que las aguas vuelvan a sus cauces por el camino de la razón.
Es solo un ejemplo más de las miles de reclamaciones posibles sobre el colonialismo artístico inherente a la historia del arte, ante las que no cabe otra opción que dejar que las leyes sirvan para lo que fueron creadas. En todo caso convendría recordar que el arte, todo arte, es de alguna manera «cautivo» de su propia historia y que nadie puede privar a los pueblos de la legítima reclamación de sus bienes culturales.
Enlace al artículo de «La Razón» (3-12-2017)
El MNAC se opone a la devolución: sus razones
¿Cuál es el origen del conflicto? (La Vanguardia, 12-12-2017)
La devolución crispa la campaña catalana («El país» 12-12-2017)